Emprendedor ¿estás listo para serlo?

Por Stephanía Gallástegui, CFO de Gallástegui Armella Franquicias

Emprendedor es convertirse en tu propio jefe o ser autónomo, es algo muy tentador y un sueño para muchos, si se piensan en todas las ventajas y beneficios que esto implica. Sin embargo, este camino, como todo en la vida, lleva consigo una serie de responsabilidades y toma de decisiones que no todo mundo está preparado o se atreve a hacerlo.

Un emprendedor, debe saber asumir la responsabilidad de sus decisiones y sobre todo de sus errores. No todos sabemos equivocarnos, levantarnos y aprender del error. Esta es una cualidad básica en un empresario autónomo, pues ya no tendrá nadie a su alrededor al que “culpar” en caso de tomar una decisión equivocada.

Por eso es tan importante saber asesorarse y seguir consejos de las personas adecuadas, para poder discernir de la mejor manera.

Esto nos lleva, a una segunda característica esencial: la humildad. Conocernos, saber de qué somos capaces, en qué somos buenos, y en qué no; para así poder buscar la asesoría correcta en los puntos en los que tenemos menor expertise.

Un emprendedor exitoso, se rodea de las personas adecuadas para alcanzar sus metas, pero siempre busca aprenderles. Y hay que ser creativos para poder aprender de los mejores, pero sin gastar o gastando lo menos posible.

Finalmente, y algo básico para conocer si tenemos madera para emprender, es el estar dispuestos a pasar por el camino difícil. Está claro que siendo tu propio jefe, tus recursos serán limitados al principio, y sin duda no tendrás los ingresos seguros con los que contabas cada quincena, pero si te mantienes a flote y saber buscar la manera de seguir para alcanzar tu meta y tu sueño, las recompensas y satisfacciones serán mucho mayores.

Hay que saber analizarnos y detenernos a pensar si somos capaces y estamos dispuestos a construir nuestro propio barco, aprender cómo hacerlo y conseguir la madera adecuada, o bien somos mucho más hábiles solo navegando de forma excelente, pero en barcos ajenos. Ninguna de las dos opciones es mejor o peor, sino simplemente es cuestión de forma de ser.