El factor humano en la franquicia

Gallástegui Armella Franquicias

Una marca reconocida no basta. Aunque se cree que las organizaciones tienen recursos estratégicos para procurar su desarrollo, siendo la tecnología y el capital las claves para alcanzar los objetivos del negocio. Hoy en día esta visión se ha ampliado y se reconoce también como variables críticas de éxito el manejo de la información, la capacidad de aprendizaje y la creatividad que se pueda desarrollar.

Las empresas aceptan que para sobrevivir y desarrollarse deben revalorar y estimular el desarrollo de los seres humanos que las integran, en tanto que en ellos residen dichos recursos estratégicos, lo cual permitirá construir organizaciones no solo más productivas y eficientes, sino entidades más inteligentes; con capacidad de aprendizaje y de renovación que hagan posible una larga permanencia en el mercado al cual acuden.

Las franquicias son un modelo que no está exento a esta situación. Conociendo que existen dos actores que son la entidad creadora y desarrolladora del concepto de negocio que se franquicia y por otro lado los emprendedores, que convencidos de las bondades de este han decidido invertir y participar en la red desarrollada.

Las dos partes son empresarios que dirigen su organización, por lo que la primera complejidad está en cómo interactuar coordinadamente. El primer esfuerzo debe estar en el desarrollar un pensamiento de ganar-ganar por ambas partes entendiendo el papel y rol que a cada uno les toca desarrollar, a partir de ahí ir creando sinergias bien diseñadas; parte relevante está en la adecuada comunicación que se debe llevar a efecto para crear un sentimiento de conjunto y de pertenencia.

Otro aspecto está en cómo llevar los conocimientos de la empresa franquiciante al franquiciatario en forma metódica con oportunidad y eficiencia; además el tener los desarrollos y controles suficientes para que se conozca la realidad operativa de la unidad franquiciada; todo lo anterior debe ser apuntalado por un liderazgo bien estudiado y desarrollado en la organización que se franquicia.

Los programas de inducción y capacitación deben ser perfectamente desarrollados e impartidos para que la filosofía y valores de la organización se viva en cualquiera de las distintas unidades y áreas de trabajo de estas y así el factor humano sea un distingo de la franquicia, independientemente de la ubicación.

El entorno cambiante nos plantea un reto importante, que es la construcción de franquicias inteligentes, esto es, desarrollar en la misma espacios donde la gente utilice todo su potencial para crear responsablemente los resultados que se desea, donde el colaborador continuamente desarrolle la capacidad de aprender en conjunto. Bajo esta visión, las franquicias que sobresalgan en el futuro serán aquellas que descubran y fomenten el entusiasmo de las partes y sus empleados, desarrollando la capacidad de aprendizaje y de renovación del ser humano en todos los niveles.

No basta saber que el factor humano es el activo más importante de la organización, debe ser sustentado con políticas claras, remuneraciones justas y ambientes propicios para el desarrollo, cuando se vaya a pensar en invertir una franquicia se debe investigar el grado de desarrollo que el factor humano tiene, por que en el largo plazo es la gente el factor que realmente va a diferenciar el concepto en el mercado.