Franquicia, ¿el modelo de negocio ideal?

Modelo de negocio

Las franquicias se han vuelto una opción cada vez más valorada por los empresarios que están decididos a expandir su marca, y por los emprendedores que buscan un modelo de negocio ideal validada y que reduzca las probabilidades de fracaso.

Integrantes de la Asociación Mexicana de Franquicias (AMF) estiman que, actualmente, en el país hay más de 1,800 franquicias con casi 100,000 puntos de venta, los cuales generan cerca de un millón de empleos y el 6% del PIB nacional. Por si fuera poco, se proyecta que cada año estas cifras crezcan alrededor del 10 %.

La réplica de un modelo de negocio ideal

Adoptar este modelo de negocio implica grandes ventajas para ambos jugadores, añade Juan Manuel Gallástegui, director de la firma Gallástegui Armella Franquicias, ubicada en la Ciudad de México: “Para el franquiciante representa la oportunidad de crecer rápido su negocio sin tener que aportar e invertir en las nuevas unidades comerciales.

Para el franquiciatario es que recibe todos los conocimientos (know-how), la experiencia, el apoyo y la asistencia del fundador del negocio. Es ahorro de tiempo y errores; ya no tienes que descubrir el hilo negro, ya te dijeron cómo operar”.

Pero, ¿cómo puede saber el empresario si su empresa es franquiciable? Para Gallástegui, deben reunirse cuatro condiciones:

1.-Que exista un mercado potencial (dado que se trata de una herramienta de crecimiento).

2.-El concepto del negocio tiene que estar definido y consolidado, con cierto tiempo operando.

3.-Que sea comercial y financieramente atractiva.

4.-Que sea transmisible y repetible, es decir, que no haya impedimentos físicos o humanos para poder replicarla.

Luis Álvarez, director de Remarca, firma especializada en Propiedad Intelectual, agrega que el franquiciante debe blindar y proteger a su empresa registrando su marca y los avisos comerciales ante el Instituto Mexicano de Propiedad Industrial.

A partir de ahí, recomienda acercarse a una consultoría para verificar que todos los procesos operativos funcionan correctamente, pues de lo contrario, si franquicia su negocio con algún error, este se repetiría en las otras unidades comerciales.

Ahora bien, es cierto que cada empresa deberá definir el perfil del potencial franquiciatario, pero este último deberá reunir una serie de características inherentes a su puesto, tales como: saber trabajar en equipo; seguir directrices, instrucciones, métodos; cumplir procesos; respetar la propiedad intelectual; etcétera. “Son elementos que están presentes en cualquier perfil de franquiciatario”, expone Gallástegui.

Con el acuerdo apalabrado, el franquiciante deberá, de manera obligatoria, proporcionar al franquiciatario la Circular Oferta de Franquicia (COF), treinta días antes de la rúbrica del contrato definitivo. Este documento contiene “información que de una forma clara permite al inversionista conocer cuáles serán sus obligaciones, derechos, beneficios y la situación en general de la franquicia”, según la AMF.

La falta de veracidad en el COF dará derecho al franquiciatario de exigir la nulidad del contrato y demandar el pago de daños y perjuicios por el incumplimiento, según la Ley de Propiedad Industrial.

Referente a los costos, el franquiciatario deberá pagarle al franquiciante una Cuota Inicial, la cual es una especie de pago “por usar la marca, por empezar a recibir capacitación y conocimientos del franquiciante”, señala Gallástegui.

Un modelo de negocio con alta tasa de supervivencia

De acuerdo con datos de la AMF, el 80% de las franquicias en México sigue operando tras cinco años de vida, una cifra ostensiblemente mayor a los emprendimientos independientes (75% fracasan en su segundo año).

La cifra anterior es un indicativo de las bondades de franquiciar un negocio, pero ciertamente es un modelo que no está exento al fracaso. Para Gallástegui, las razones más comunes para que una unidad franquiciada no sobreviva son, básicamente, que el franquiciatario no cumpla con el perfil o que se haya equivocado de giro; que no haya seguido adecuadamente las instrucciones del franquiciante; o bien, que erró en la ubicación del punto de venta.

NOTA DEL EDITOR: Este texto es un extracto del artículo de Gerardo Rodríguez, publicado por Líder Empresarial, puedes leerlo completo aquí.

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